Blaise y Nessa son usuarios marginados de metadona en su pequeña ciudad. Cada día empujan un cortacésped oxidado de puerta a puerta pidiendo cortar el césped. Nessa planea un escape, mientras que Blaise persiste más cerca del colapso. Amarrados el uno al otro, sus sueños de escapada se mantienen con una correa sofocantemente corta.